Autismo

Que hay que tener en cuenta cuando se elige un colegio para un niño con TEA

Por GUADALUPE RUSSEK

En el momento que los padres inician un proceso de búsqueda y elección del colegio más apropiado para su hijo que posee TEA (Trastorno del Espectro Autista),  y que requiere integración escolarhay diversos factores que deben tener en cuenta.

Uno de ellos es la ideología de la escuela. Es importante que los padres opten por una institución educativa que comparta los valores que desean que inculquen a su hijo, es decir, que concuerden en la formación en valores. Para eso, los papás deben informarse sobre los valores y el ideario de la institución.

Otro aspecto que deben atender es la distancia del colegio. La tarea de educación inclusiva implica un involucramiento institucional y parental; es decir, que su aplicación y su desenvolvimiento conciernen a las autoridades y docentes de toda la institución, a la comunidad educativa y, dentro de ella, a los padres, principales responsables de la educación de sus hijos. Por ende, los padres deben participar activamente en las actividades escolares. Entonces, es bueno que el colegio esté cerca de la casa, accesible para los padres en tiempo y desplazamiento, promoviendo la participación efectiva. Asimismo, la cercanía del colegio favorecerá la organización de programas extraescolares de los papás y el niño con otras familias del colegio.

Un tercer aspecto a tener en cuenta, es que los padres conozcan el proyecto educativo de la escuela. Es importante que el colegio posea un PEI (proyecto educativo institucional) que contemple procesos de integración escolar, como modalidades educativas. Esto supone conocer las implicancias de la integración y los procedimientos y aspectos actitudinales a desarrollar en la comunidad educativa. Es de importancia que el colegio posea experiencia en integración escolar y que cuente con personal profesional, capacitado e idóneo que pueda acompañar y contener al niño, a sus docentes y a su familia, durante el proceso de integración.

Otro factor no menos importante, que debe estar ligado a la experiencia y conocimiento, es la real apertura del colegio hacia la integración de niños con necesidades educativas especiales. Es decir, que presente voluntad y convicción hacia la tarea de integrar; que apueste y crea en la integración. De lo contrario, solo se obtendrá una inclusión forzada, por obligación y no una real apertura.

Hay que saber que no todos los colegios son para todos los niños. La elección de escuela debe tener en cuenta no sólo las preferencias que los padres tengan sino también las particularidades de cada chico; pudiendo conjugar las características del niño con la modalidad particular de organización institucional en la cual el niño será escolarizado (grupos, cantidad de alumnos, orientación de la institución, etc.).

Por otra parte es importante que los papás prevean que se pueda continuar la labor en la institución educativa a lo largo de los años, que de requerirse un cambio el mismo este planteado exclusivamente por necesidades propias del  alumno y no por situaciones  vinculadas con la institución. Es por ello que salvo excepciones, no son convenientes aquellas instituciones que platean que solo integran en primer ciclo.

La elección de la escuela debiera ser un trabajo interdisciplinario y un proceso. Interdisciplinario, ya que debiera incluir a los padres, a los profesionales que atienden al niño, desde distintos campos y a aquellos otros profesionales que pueden evaluar las posibilidades exitosas de llevar a cabo un proyecto que vincule a un niño con un entorno escolar. Un proceso, porque no debiera ser una decisión que se tome de un día para el otro sino que se llegue luego de información y consulta.

Hay que saber que no siempre es aconsejable que un niño con TEA transite su escolaridad en una escuela común, aún implementando adaptaciones curriculares.

Muchas veces los contextos escolares (aunque tengan buena intención y voluntad de acompañar un niño con TEA) no son promotores de aprendizajes  y adecuados para una estadía placentera. Puede ser que presenten muchos estímulos, poca previsibilidad, estructuras edilicias no adecuadas a las necesidades del niño, generando stress, ansiedad y conductas reactivas negativas.

También, puede suceder que la brecha que se dé entre el desenvolvimiento general de los compañeros y el niño con TEA, no permita compartir espacios de aprendizajes propiamente escolares ni de juegos o disfrutes.

Además, hay que evaluar si la escuela podrá contener la  conducta del niño. Es decir, propiciar aprendizajes donde cada intervención sea beneficiosa para el niño con TEA y para el resto del alumnado, sin reforzar conductas negativas, dejar de lado al niño con conductas inadecuadas o violentas por no poder o saber cómo abordarlas, ni perturbar el ánimo general del grupo escolar ni el clima necesario para aprender.

También, hay que estar atentos a evaluar cuándo un proceso de integración escolar está sirviendo al niño con TEA y cuándo sería beneficioso el pasaje a una escolaridad especial.

Todos los niños debieran ir al colegio a aprender junto a pares. Cuando el aprendizaje real y efectivo no se está dando por diversas razones en la escuela común, es momento de empezar a pensar en la escolaridad especial.

Muchos niños con TEA encuentran en la escuela especial el contexto adecuado que da respuestas a sus necesidades, con profesionales especializados y con experiencia en la enseñanza, con estructuras edilicias y entornos adecuados a las necesidades cotidianas del niño con TEA y con otros niños que presentan intereses y modalidades vinculares similares.

Todo esto permite afirmar, que la interconsulta profesional y la reflexión conjunta son recursos indispensables a la hora de definir algo tan importante como el futuro escolar de un niño con TEA.

Guadalupe Russek

Lic en Psicopedagogía. Coordinadora de tratamientos de GrupoCIDEP

Publicado en Noviembre del 2014